lunes, 5 de diciembre de 2011

Retórica marina

Sentada en la arena, mirando el mar, pienso en el movimiento contínuo.
El mar aunque parezca en calma se mueve por dentro, está lleno de vida.
Vida como la nuestra, aunque estemos en reposo nunca paramos, nuestro cerebro continúa trabajando, nuestro organismo se renueva mientras pestañeamos mirando al vacío;siempre estamos en movimiento aunque parezca que estamos quietos.
Quietud, es un remanso de agua en la orilla de la playa, una piscina dócil, de aguas fáciles, como cuando nos relajamos y bajamos nuestras defensas.
Defensas necesarias ante lo que tememos, lo que nos da miedo, ejércitos contra ciudades, contra pueblos, contra personas, contra lo difente, lo desconocido.
Desconocido es alguien con quien me cruzo por la calle, es mi vecino, es mi amigo, a veces, soy yo mismo.
Y aquí sigo, contemplando las olas, escuchando su sonido, las mareas son como la vida, tratamos de comprenderlas, pero nos son desconocidas, avanzando y retrocediendo, pero siempre en movimiento.
Movimiento que hace que avance aunque no quiera, que madure, que aprenda de lo vivido, que vuelva mi vista al mar y me deje llevar por su sonido, mientras todo sigue cambiando en todas partes, aquí mismo.

1 comentario:

  1. Del mar salimos, tal vez tengamos que volver a él.
    Está bien, pero me gustan más tus entradas abiertas a la discursión

    ResponderEliminar