lunes, 28 de noviembre de 2011

Discurso

Tenía tanto que decir respecto a tantas cosas que las palabras se me amontonaron y al final no pude decir nada.
Pensando en expresar la gran verdad lapidaria no sé por donde empezar.
Escucho hablar a gentes que dicen grandes palabras, todas muy bien enlazadas, pero al final, no sé de que me hablan.
Está bien utilizar extrañas palabras, colocarlas en su sitio...una pulcra redacción...pero si el que escucha no lo comprende, todo se queda en ruido de fondo.
Si no me queda claro el concepto sólo escucho diarrea verbal, perdón, verborrea.
Hay tanta gente que habla al vacío, lanzando consignas bien-sonantes, que creo que hacen sus discursos pensando en la canción del verano, para que el público pueda corear sus estribillos.
Pensando en transmitir una verdad común a muchos me doy cuenta de que las palabras no nos pueden enredar en una tela de araña, atrapados en los conceptos.
Hay que resumir los principios y hacerlos comprensibles, la vida es una sola cosa, simple: vivo;
compleja: a pesar de todo, sigo viviendo.
Soy mi voz y su eco, no sé hasta dónde llega, no puedo cuantificar su progreso en otras mentes.
Concluyo: no existe la gran verdad lapidaria, por lo tanto seguiré diciendo lo que me de la gana.
Es el privilegio de quien no espera nada.

Aquí dejo mis palabras para quién quiera escucharlas, para quién quiera interpretarlas.


En mi cabeza caben todos los colores


jueves, 17 de noviembre de 2011

Religiones-Estado

Si el cielo es como la tierra y la tierra como el cielo ("así en la tierra como en el cielo"), ya entiendo el concepto de Autonomía político-religiosa.
La tierra está compartimentada en autonomías, regiones, estados, paises,...
Y el cielo en católicos, protestantes, mahometanos, budistas,...
Estado Vaticano es la referencia.
El problema es que si yo me declaro agnóstico o ateo y mi familia es católica o budista, cuando me muera ¿me van a destinar a un territorio diferente en el cielo?

 No me mola, a mí me gustaría juntarme con los míos, aunque pensemos diferente, sabemos respetarnos.
Sería como si en el cielo nos encontráramos un muro de Berlín religioso, una franja de Gaza.
Qué poco sentido tiene que en la tierra unos luchen por la igualdad como personas y haya una mayoría que "tanto en la tierra como en el cielo" piensen que debemos estar separados...no sea que nos contagiemos.
Mi química orgánica me hace común a todo el mundo, la física me dice que todos estamos más o menos en el mismo punto (la tierra), mi adn me dice que soy distinto (único) pero no diferente.
Todo depende de factores externos: soy católico y negro, nacido en Nigeria; van y me destinan al mismo cielo en que está Hitler; pero si soy blanco, ateo y nacido en España...pues al territorio celestial donde está Stalin (se llevará bien con Durruti???)
No tengo muy claro si quiero pertenecer a algún cielo, o a alguna autonomía, pero eso es algo que otros deciden por mi; sólo por nacer en un lugar.
Al final el limbo tendrá que volver a existir para que vayamos los que no sabemos donde colocarnos (a los que no nos dejan entrar por no llevar el calzado adecuado).

jueves, 10 de noviembre de 2011

Cucu- tras

Tener un defecto oculto te convierte en un encubridor.
Tratas de ocultar aquello que piensas que la sociedad no va a aprobar, a la vez que no apruebas que la sociedad dicte los cánones, no ya de la belleza, sino de la realidad perfecta, de lo que está bien y está mal.
Sin embargo, vives bajo sus dictámenes, y lo peor, es que si te descuidas, acaban siendo los tuyos.
Tratas de revelarte contra sus normas respetando los márgenes de las mismas.
Debes reconocer que eres un ser social, pero vives en un mundo que han construido otros, vives en una realidad manipulada.
Puedes decidir adaptarte o convertirte en un camaleón, mimetizándote para que no te descubran.
Ser el bicho raro puede ser atrayente, pero ya sabes que las moscas están por todas partes y acaban dejando su rastro. 
A mí... me gusta jugar al escondite, pero ¿no harán los demás lo mismo, sólo que no nos escondemos en el mismo sitio????