Dándole vueltas a nada, como perro persiguiéndose el rabo.
Cada día es volver a empezar de cero, pisar sobre el rastro borrado, barrer en el desierto.
Cansar al cuerpo y al cerebro para dormir, despertar y volver a comenzar.
Es como huir sin rumbo, no saber que camino elegir, por dónde continuar
y aún así, no encontrar el momento de parar, de reflexionar.
Llevar una actividad frenética que agota y que no lleva a ninguna parte, sólo cansa.
Llevarse voluntariamente a la extenuación, para acabar arrastrados, pensando que damos todo y sin saber qué es lo que damos (o quitamos).
Como animales obcecados...sólo nos falta el bocado...y no digo más.Antes de arrancar, de continuar tu agotadora rutina., piensa...¿sabes dónde estás y hacia dónde crees que estás andando?
Pues habrá que hacer caso a Mafalda
ResponderEliminar