domingo, 26 de febrero de 2012

Ceguera

¿Cómo ve el mundo alguien que no ve?
El amor es ciego, la moral, la ley y la estupidez, eso es lo que dicen y debemos creer.
Todos somos un poco ciegos, sólo vemos lo que queremos ver.
Cierro los ojos y empiezo a verlo todo claro.
Fuera hay demasiados estímulos que confunden los sentidos.
Miro y cierro los ojos, para ser capaz no sólo ver, sino de sentir lo que pasa a mi lado.
Pero también tenemos ciegos el resto de los sentidos, están anestesiados.
Somos ciegos voluntarios, es más fácil para mantener nuestra integridad.
Vivimos en una burbuja, inmunes a la realidad.
Somos demasiado sensibles a la verdad.
No queremos aceptarla, sentirla, hasta que nos aplasta y no tenemos excusa para engañarnos con otra mentira, que sólo retrasará lo que tiene que pasar.
Dicen que en un mundo de ciegos el tuerto es el rey, pero sólo nos dará su interpretación de la realidad, somos muy fáciles de manipular.
Nos conformamos con poco, con menos, con no mirar, con no pensar.
Ojos que no ven, corazón que no siente...el camino hacia la pusilanimidad?

lunes, 20 de febrero de 2012

Memoria replicante

Aprendemos sin querer, a veces a la fuerza, cosas que al instante olvidamos.
Aprendemos de quien nos enseña y de quien nos reprende.
Aprendemos de quien quiere confundirnos, de quien quiere que no sepamos.
Aprendemos sin que se den cuenta.
Todo entra en nuestro cerebro, en nuestra memoria siempre algo queda.
No sólo lo que nos interesa.
Tenemos guardados datos que ni siquiera nosotros sabíamos que estaban ahí, hasta que tenemos la necesidad de sacarlos.
También es verdad que la memoria a veces nos traiciona, se convierte en replicante, y de la misma manera que nos salen de la boca cosas que casi no sabíamos que pudiéramos pronunciar, otras veces se cierra en banda y no nos deja encontrar lo que necesitamos argumentar.
Aprendemos de lo que escuchamos, de lo que vemos.
Somos capaces de entrelazar datos, opiniones y sarcasmos.
Somos capaces de sacar nuestras propias conclusiones.
No sabemos adonde nos llevan, pero también aprendemos de la impotencia de no saber que hacer con ellas.
Aprendemos, sin que quieran, lo que queremos.
Podemos aprender a ser replicantes pero no queremos.
Los conceptos que nos transmiten acaban pasando por nuestra batidora.
Mezclados con la realidad se convierten en otra cosa.
Tenemos memoria del presente y del pasado.
Pero todo eso hay que moverlo, transformarlo o acabaremos siendo diccionarios humanos o lo que quieran que nos acabemos convirtiendo.
Somos capaces de aprender no sólo de lo que dicen, sino de lo que están haciendo.
¿Aprenderemos alguna vez a cambiar algo con todo lo que sabemos?

domingo, 12 de febrero de 2012

Ganas de no sé qué

Tantas ganas de no sé que, que ya no sabes de qué tienes ganas.
Hay días que sientes desazón sin saber por qué, hay días que te levantas raro...te falta algo, quieres algo y no consigues saber qué.
La rutina diaria hace que tu mente piense en otras cosas, pero sigues estando raro, un día de esos...
Días que tratan de decirnos algo, de repente no sabemos qué...es probable que no queramos saberlo.
Abrimos puertas y cerramos cajones, esperando que de repente aparezca lo que no sabemos que buscamos.
Esperamos que haya un cartel luminoso tras la puerta del armario.
Tal vez necesitamos algo, algo distinto, pero buscamos en los lugares comunes, dónde no podemos encontrarlo.
Es tan difícil hacer un reconocimiento interno, que la mayoría nos conformamos con un análisis de sangre que nos diga que nuestro nivel de colesterol es el adecuado.
Nos conformamos, pero en el fondo sabemos que tenemos un bicho dentro que algún día nos reclamará la atención que le debemos.

Pero, ¿nos atreveremos?

martes, 7 de febrero de 2012

Miedo al miedo

Miedo a lo que sientes cuando sientes miedo, no lo puedes controlar.
Tienes miedo y ya está.
Miedo a las decisiones, miedo a que descubran tu miedo, miedo a la gente, a lo presente, a lo real y a lo irreal.
Miedo a que todo se acabe o a que vuelva a empezar.
Miedo a la inestabilidad.
Miedo a tener miedo.
Miedo a los fantasmas, a los que están y a los que imaginas que volverán.
Miedo a enfrentarte a la realidad, miedo a decir la verdad.
Miedo a reconocer tus temores.
Miedo a lo cercano, a lo lejano, a lo que tememos que pueda pasar.
El miedo te bloquea, pero a veces te empuja, te lleva a realizar cosas que antes no podías ni pensar que fueras capaz.
Dicen que el miedo es bueno, un mecanismo de defensa del cuerpo, que nos mantiene alerta por lo que pueda pasar.
Pero la verdad es que vivimos controlados por el miedo.
¿Si hay miedo no hay libertad?