
Entre personas civilizadas, digamos mejor, con la cabeza bien amueblada, un punto de desacuerdo no debe ser el fin de una relación cordial.
Si no estamos de acuerdo no vamos a convercernos el uno al otro, lo que no significa no llegar a un punto intermedio o, simplemente, desviar el tema hasta que en algo estemos por fin de acuerdo.
Hay que hablar para aprender.
Hay que aprender a escuchar para aprender más.
Tus argumentos enriquecen y fortalecen mi punto de vista contrario, al obligarme a argumentarlo, a posicionarme, a sentar las bases de mi alegato, de mi convicción.
Pero debo reconocer que, frente a lo sano que es discutir y respetar el punto de vista de cada uno, a veces, es divertido llevar la contraria, situarse al otro lado, desconcertar a los demás, incluso sorprenderse a uno mismo con lo que sabemos del punto de vista contrario.
No hay que confundir ideas con personas...aunque, bueno, siempre hay excepciones